
La Hermandad de Donantes de Sangre de León y el Ayuntamiento de Hospital de Órbigo rindieron ayer en el salón de actos del Centro Cívico un homenaje a la profesora Dolores Álvarez Alegre por su labor al frente de la Delegación de Local de los Donantes en el municipio durante cerca de 30 años.
El alcalde de la localidad, Enrique Bustos, fue el encargado de hacer la entrega de una reproducción del Puente del Passo Honroso y el presidente de la Hermandad, Martín Manceñido, le concedió la distinción del Mérito Provincial a la Donación Altruista. La homenajeada aprovechó la ocasión para animar a todos a seguir la trascendental labor y manifestó que para ella fue un honor ser donante y delegada.
El acto en honor Dolores coincidió con la entrega de distinciones a veinticinco donantes de la comarca del Órbigo que el año pasado alcanzaron las 20 o 30 donaciones.
Martín Manceñido aprovechó la ocasión para ofrecer una charla divulgativa en la que resaltó los principales aspectos relacionados con la donación de sangre, plasma, órganos para trasplantes, médula ósea, tejidos o células madre, así como las expectativas derivadas de las investigaciones del plasma aplicado a nuevas terapias.
La comarca del Órbigo ofreció el año pasado mil donaciones, lo que demuestra la importancia del colectivo de los donantes, con índices de 145 donaciones por cada mil habitantes en Santibáñez.



Corría el año 1434 cuando el noble leonés Don Suero de Quiñones prometió romper lanzas con todo aquel caballero que intentara cruzar el Órbigo en pleno Camino de Santiago a la altura de Hospital de Órbigo. Su gesta, cosa amores con doña Leonor de Tovar, pasó a la historia de la caballería, se convirtió en orgullo de la localidad ribereña y en fiesta que reúne a un gran gentío todos los años.La heroicidad, de la que se cumplirán este verano 670 años, ha llegado a la era de la realidad virtual y, sin embargo, levanta pasiones tan reales como el monumental puente de Hospital y despierta la adhesión de todo un municipio, al que no le importa cambiar su indumentaria por la de aquellos villanos que disfrutaban con la violencia de los torneos para aclamar a un Don Suero que durante dos días despierta pasiones como si de una estrella del deporte se tratara.