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El 9 de Agosto de 1951 se restaura el puente del Órbigo y se coloca este monolito conmemorativo del más famoso hecho de armas de la Edad Media. Sobre la piedra, quedan reseñados los nombres de todos los caballeros que, en unión del mantenedor don Suero, rompieron las 300 lanzas a las que se comprometió el hijo del Conde Luna. Y estos fueron:
DON SUERO DE QUIÑONES
Lope de Estúñiga
Diego de Bazán
Pedro de Nava
Suero Gómez
Sancho de Rabanal
López de Aller
Diego de Benavides
Pedro de Ríos
Gómez de Villacorta.
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Ni que decir tiene la importancia y la resonancia que en el siglo XV tuvo esta hazaña de Caballería. Pensemos sólo que, hasta Cervantes en "Don Quijote de la Mancha" hace mención a este hecho de armas: "...digan que fueron burlas las Justas de Suero Quiñones del Passo, las empresas de Luis de Faces contra don Gonzalo de Guzmán, caballero castellano, con otras muchas hazañas hechas por caballeros cristianos, tan auténticas y verdaderas, que torno a decir que el que las negase carecería de toda razón y buen discurso". Eso decía don Quijote al referirse al caballero leonés.
Llegaron caballeros de todas las partes del mundo cristiano. En los 30 días que duran las justas, pelean, con los 10 mantenedores, ni más ni menos que 68 aventureros, franceses, italianos, portugueses, alemanes, españoles,... Berrueta nos dice que "unos venían impulsados por el humor caballeresco, otros por la envidia, algunos por el odio y alguno por el deseo de acabar con la vida de don Suero, el caballero siempre noble y bueno...". Pasan damas de alto linaje que para rescatar su guante hacen penar y padecer a sus caballeros, que deben luchar para recobrarlo. Pasa don Gutierre de Quijada, que años más tarde, matará a don Suero y así vengará su odio hacia el joven Quiñones.
Transcurren los días entre fiestas y torneos sin que nadie sufriera daños. La poderosa familia de los Luna no reparó en gastos para que su paladín, don Suero pudiera realizar la más grande hazaña de caballería que conocieran aquellos tiempos... y surje la tragedia: al llegarle el turno al caballero aragonés Esberto de Claramonte, la lanza de don Suero Gómez "entrole por el ojo hasta los sesos..." matándole en el acto. Fue el único hecho luctuoso del Passo. Todo esto y mucho más representa este monjón, que parte en dos nuestro querido Puente.
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